A lo grande. Así fue mi primera andadura en un concierto, en el Palau Sant Jordi y teniendo delante a Muse. Aunque cualquiera diría que actuaba Muse, pues con los nervios que tenía parecía que quién fuera a actuar aquel 24 de noviembre de 2009 fuera yo mismo.

Asistí al concierto (conciertazo, mejor dicho) con la única pero suficiente compañía de mi hermano, que tampoco había asistido a ningún concierto previamente.
Éramos dos hombrecillos inocentes y nerviosos que no sabíamos que nos depararía aquella noche.
Afortunadamente, resultó ser más mágica de lo que jamás hubiéramos esperado.

Tras costarnos lo suyo entrar en pista gracias a un desgraciado empleado del Sant Jordi y tras una espera que se hizo eterna, las luces se apagaron para apreciar una espectacular puesta de escena con 3 torres cubiertas como si de un mueble de mudanza se tratara.
Con los nervios a flor de piel, empezaba a sonar We Are The Universe, una breve introducción instrumental y, tras la caída definitiva de unos inquilinos que ascendían las escaleras de las cubiertas torres, las capas dejaron de cubrir las torres para poder apreciar al trío de Devon.

El bajo de Chris Wostenholme dictaminó que el show debía comenzar a sonar, y las notas de Uprising se dejaron escuchar por todo el Palau. Acompañado de unas gafas de sol de colores propias de la venta ambulante, Matt Bellamy empezó a cantar bajo la inmensa alegría de 25.000 fieles espectadores.
No nos lo podíamos creer, ¡teníamos a nuestros ídolos a sólo unos metros tocando para nosotros!
Uprising fue un inicio espectacular, aún retumba We will be victorius en mis oídos siendo gritado por todo el Palau Sant Jordi.

El concierto prosiguió con Resistance y, acto seguido, con la brillante New Born, en la que Matt demostró las diabluras que es capaz de hacer con su guitarra eléctrica, acompañado de la batería de un excepcional Dom Howard.

Con los espectaculares ritmos de Map Of The Problematique continuó la fiesta y la cinematógrafa Supermassive Black Hole tampoco faltó a la cita.
Una sorprendente MK Ultra por su directo, hizo que no decayese la euforia y, junto a un breve interludio, Hysteria hizo acto de presencia con mucha potencia, como era de esperar de un temazo así.

El concierto continuó con el inesperado b-side Nishe, que dio paso al tema United States Of Eurasia, perteneciente a un último álbum (The Resistance) algo flojo si lo comparamos con sus predecesores.
Con el cover Feeling Good y Guiding Light se dio paso a una sorpresa increíble como es Helsinki Jam, en la cual Chris y Dom abarcaron todo el protagonismo.

Llegó el turno de la canción Undisclosed Desires y, tras ella, sonó el precioso tema Starlight, en el cual la voz de Matt y la de los espectadores catalanes se unieron en una sola.
Tras Starlight, se daba paso a 3 temazos antes del Encore; Plug In Baby, que fue probablemente la canción del concierto haciendo botar a todo el Palau, la mítica Time Is Running Out y, por último, Unnatural Selection con sus espectaculares cambios de ritmo.

Tras un breve y merecido descanso, los ingleses volvieron para finiquitar un concierto memorable con una de sus sinfonías de su último disco: Exogenesis: Symphony, Part 1: Overture. Tras ella, Stockolm Syndrome emocionaba a la par que hacía entrar en estado de euforia a la ciudad condal con su precioso estribillo y su inconfundible guitarra.
El concierto finalizaba de la mejor manera posible con la épica Knights of Cydonia, que hizo volverse loco al Palau por última vez para despedir un concierto que nadie olvidará fácilmente.

Aún con la euforia invadiendo mi cuerpo, me compré una camiseta y un póster allí mismo y me dirigí hacia casa con una sonrisa de oreja a oreja.

En aquel entonces no podía saber si aquel sería el mejor concierto al que asistiría jamás, pero hoy puedo decir que después de haber asistido a 7 conciertos más, ninguno ha sido tan mágico como aquel.

Amigos ingleses, sólo pido que no tardéis en volver.