In Bocca Al Lupo, una de las muchas injusticias de este mundo

Posted by Toni Mumford | Posted in | Posted on 20:30

Con el título de la entrada algunos os preguntaréis si me he vuelto loco y me ha dado por hablar de política. Sí, algo me ha hecho enloquecer, pero musicalmente hablando. 
Me enloquece escuchar un grupo como Murder By Death y saber que su popularidad es inversamente proporcional a la calidad técnica de sus miembros. 
Enloquecedor es que esta pedazo de banda lleve ya seis álbumes de estudio y hayan salido en contadas ocasiones a tocar fuera de su país de origen.



Bueno, voy a dejar de piropear a estos genios estadounidenses (vale, era la última) y voy a pasar a hablar del que es, para mí, su mejor disco: In Bocca Al Lupo.

A lo largo de su carrera han ido experimentando y evolucionando con varios estilos hasta dar con la tecla. Con un sonido muy propio, comenzaron con un post-rock un poco verde (Like the Exorcist, but More Breakdancing). 

A partir del segundo disco, Who Will Survive, And What Will Be Left Of Them?, avanzaron hacia una especie de country alternativo y art-rock (con similitudes de Johnny Cash y Arcade Fire), incorporando el uso frecuente de guitarras, violines y un violoncello eléctrico, entre otros instrumentos.
Este mencionado segundo álbum, empieza a forjar ese estilo tan propio de los americanos, que destaca por tener una melodía gótica con referencias al antiguo oeste, conteniendo unas letras un tanto sarcásticas que hablan, generalmente, sobre apariciones de diablos.

Su tercer álbum, In Bocca Al Lupo, se vuelve más comercial (y no por ello peor) debido a la aparición más frecuente de la guitarra eléctrica y unos estribillos mucho más accesibles y frenéticos, por lo que se puede decir que el grupo pasa a ser más indie y rock alternativo. Sin más dilación, paso a describir por qué es, en mi opinión, una auténtica obra de arte.

Uno de los mejores temas del álbum, como no podía ser menos, da el pistoletazo de salida. Hablo de la explosiva Boy Decide. El bombo de la batería de Dagan Thogerson suena constantemente mientras la guitarra eléctrica se deja oír, acompañados en todo momento por la singular voz de Adam Turla. Sarah Balliet y su violoncello se suman tímidamente a la melodía para, al minuto de canción, dar paso a un potente estribillo en el cual Adam puede lucir su voz. El excelente final solo de guitarra demuestra lo que son capaces de hacer estos chicos. 
Tres enérgicos minutos para comenzar, no está nada mal.


El álbum continúa con One More Notch, una canción preciosa. Ahora sí, Sarah puede lucirse con su cello en todo momento. La voz de Adam se vuelve misteriosa, demostrando así el amplio catálogo de registros vocales de los que dispone. 
Un rápido y pegadizo estribillo aparece en el tema, asociado con un buen ritmo de batería. Una grave nota de piano finaliza el tema, como si de su muerte se tratara.

Dead Men and Sinners es una de los temas más western del álbum. Una voz grave y cargada de rabia acapara la canción, con unos constantes coros también graves que actúan como si de un eco se tratase. La dura guitarra de Adam también se deja oír durante los dos minutos de canción, escoltada por el bajo de Matt Armstrong.

Es el turno de Brother, uno de los himnos de Murder By Death. El adictivo ritmo de guitarra inicial ya indica que lo que se nos viene es un auténtico temazo. Adam Turla puede desplegar esta vez una voz mucho más enérgica que los dos anteriores temas, con un estribillo que... ¿qué se puede decir de él? Lo mejor es cerrar los ojos y escucharlo, sobretodo la emotiva parte donde la guitarra cobra dureza y Adam grita "So brother, raise another pint". Capaz de erizar los pelos de un ser inerte.
El cello de Sarah también cobra vida y aparece esporádicamente.


Tras la euforia desplegada en Brother, llega Dynamite Mine. Un tema triste y tranquilo, con una presencia mucho más significativa del cello. La guitarra eléctrica también aparece a la mitad de la canción para otorgarle un puño de agitación a la melodía.

The Organ Grinder mantiene la armonía regular de su predecesora, volviendo otra vez a su sonido más western. La guitarra eléctrica esta vez es substituida por la acústica, incluyendo un estribillo lleno de odio. 
La percusión en esta canción goza de mayor protagonismo.

Con Sometimes The Line Walk You descubrimos otro de los grandes temas del LP. Las primeras notas de la guitarra eléctrica van descubriendo el ritmo de la canción, sumándose al poco tiempo la voz. Adam Turla va cargándose de ira a lo largo de la canción, perfectamente conjuntado con el resto de instrumentos, alcanzando al final una voz desgarrada.

Raw Deal es una de aquellas melodías que parecen dos temas diferentes en uno solo. Un inicio triste y capaz de tocarte la fibra sensible es protagonista hasta el minuto dos, donde una aguda y prolongada guitarra da paso a un final de canción con aires de vencimiento y cansancio.

Llega una de las joyas del grupo, The Big Sleep. Todo sea dicho, debilidad personal gracias a su estructura in crescendo. También es debilidad el sentimiento que le pone Adam al tema, interpretando a un hombre que está cerca de morir en manos de la justicia. Una letra emotiva para una melodía emotiva.
Progresivamente el tema va alcanzando mayor protagonismo de los instrumentos hasta llegar a un grito de Adam que es secuenciado por un clímax instrumental cargado de emoción; la batería, el cello, y el sonido de una trompeta se hacen protagonistas, poniendo inevitablemente la piel de gallina al oyente.
La canción finaliza con las palabras de Adam Turla pidiendo que su família no asista a la ejecución, argumentando que no quiere que le recuerden de esa forma.



Shiola es otro muy buen tema. Un tema precioso, con una letra cargada de remordimientos y una melodía que a mí personalmente me hace sonreír y relajarme. La guitarra acústica mantiene una estabilidad durante la canción, participando también en un bonito estribillo.



Llegamos a la recta final con Steam Rising, uno de los temas más tranquilos. El violoncello vuelve a adquirir importancia durante el transcurso de la canción, secundado también por la guitarra acústica. En el ecuador del tema, la voz se desvanece para ceder el protagonismo a los instrumentos, formando así una armonía de dos minutos que hace recordar a sus orígenes tocando post-rock.

The Devil Drives finiquita el álbum. Un alegre y acústico tema que se mantiene uniforme hasta el minuto tres, donde empiezan a aparecer los coros de numerosas personas que conducen progresivamente al tema y al disco a un final épico.

Amigos americanos, me quito el sombrero. 9/10.


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